domingo, 1 de marzo de 2009

México lindo y querido (y budista)


México, México, México… ¡Cómo te extraño, mi México! Acabo de volver de visitarte y ya te estoy echando nuevamente de menos. Uno de tus hijos me ha adoptado como su paisano. Dijo que podía pasar por mexicano. Él es yucateco, jarocho que le dicen. Y yo le contesté que si no era mexicano en el papel ya lo era de corazón… ¿Podría ser de otra manera? Imposible. Quienes me conocen y conocen la historia de mi familia saben que mi familia y yo estamos unidos indisolublemente a ti, mi México… ¡Qué viva México!


--o--


Y ahora sí, volviendo a los temas de este blog, puedo comentarles mis aventuras por las tierras de los charros y los mariachis. En uno de los hoteles en los que me hospedé, me encontré con un libro titulado “La enseñanza de Buda”. Ya se imaginan de qué trata el librito naranja así que pasaré a contarles la anécdota. El libro estaba muy interesante y además era bilingüe (edición inglés-español) así que se me ocurrió adquirirlo. Lo habían puesto en mi habitación de la misma forma en que los Gedeones suelen poner Biblias o Nuevos Testamentos a disposición de los huéspedes, esos de tapas azules. Consulté en el Lobby del hotel cuánto me costaría adquirir uno y me la hicieron larga. Era avanzada la tarde cuando hice la consulta y la persona encargada ya se había retirado. Pero al día siguiente me volví a acercar al mostrador y me informaron que me lo regalaban… ¡Oh, sí!


Me fui recontento de ese hotel y seguí mi programa de viaje. Luego me tocó retornar al D.F. para tomar mi vuelo de regreso a Lima, pero como tenía un día libre lo aproveché para vaciar las librerías de la ciudad y probar suerte en otro tema… En el libro aparecía una dirección en el D.F de la organización que publicaba el libro*. Además, había visto la página web de esta organización y vi que tenían varios materiales de calidad en inglés y en japonés. Pensé que sería interesante consultar si tenían más material disponible en español e hice mi llamada telefónica. Así fue, y ese día que tenía libre fui a conocer su filial mexicana. Me recibieron excelentemente, como buenos mexicanos y budistas. Y descubrí que allí mismo hacían servicios religiosos de la escuela Shin de Budismo de la cual yo he estado investigando durante años. Fue muy emocionante para mí, porque había investigado sobre esa escuela por mis libros y por Internet y conocía la existencia de una misión en México sin saber dónde quedaba exactamente. Como le dije a Pablo, uno de los amigos que me recibió allí, “me he sacado dos clavos de una sola tirada”. Y sí que sí… Compré un libro titulado "Pensamientos budistas para la vida" y un libro del servicio religioso de aquella escuela de budismo. Le ofrendé un poco de incienso al Buda Amida y me despedí de mis nuevos amigos. Hago votos por que este breve post sea el comienzo y no el fin de esta linda historia…


* La organización a la que aludo es la Bukkyo Dendo Kyokai; en este caso, la Bukkyo Dendo Kyokai de México, A.C. (Asociación Promotora de Budismo en México)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, soy Mexicano, que bien que te expresas así de nuestro país.

Se me ha cruzado ese libro en el camino, ¿A qué escuela del budismo pertenece? Budismo Tibetano, Zen?

Saludos