lunes, 9 de febrero de 2009

La espontaneidad desde Occidente


“Al referirse a la obra de arte, Kant afirma que ella es siempre la obra del genio. Para él es muy claro, las cosas pequeñas carecen de interés: o bien es una obra de arte o bien no es nada (y esto, además. es totalmente verdadero). Ahora bien, Kant define la obra de arte como aquella que establece sus propias normas, es decir, que es original en el sentido en que la obra misma se vuelve modelo, prototipo o norma de otra cosa. Y para Kant, el genio crea esta obra de arte sin poder rendir cuentas de lo que hace ni de por qué lo hace: por lo tanto, no la crea por cálculo, por razonamiento, discursivamente, sino, dice, como una naturaleza, refiriéndose así, es evidente, a la idea de natura naturans opuesta a la de natura naturata: es decir, la naturaleza es en el sentido de la physis, lo que hace ser, lo que hace nacer (natura, nascor) a las cosas como potencia creadora que no puede rendir cuentas discursivamente de lo que hace, como tampoco el rosal puede decir por qué y cómo hace la rosa”.

(CASTORIADIS, Cornelius; Lo que hace a Grecia, 1. De Homero a Heráclito; Pág. 54)

Me ha encantado este texto porque explica en términos occidentales la vivencia oriental de la “espontaneidad”. Lo que mis devotos lectores tendrían que hacer es trasladar este entendimiento del campo del arte al de la moral pues es a eso a lo que apunta la moral de Mencio tal como la expuse en este post anterior. Así visto, la vida oriental no es solo mística, sino fundamentalmente poética.

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